Monday, August 21, 2006

Pajaritos de Dios


Las palomas están malditas. Por su propaganda malditas. Nadie habla del tornasol de sus cuellos, ni de su anatomía como brillante (y opaco) tratado de la amabilidad. La gente sólo piensa en piojos y teme, la gente piensa en dedos chamuscados y siente asco, el miedo y el asco, cuya frontera también es un pajarito que se vuela, son los padres de todo exterminio, eso temo mi palomitai.

Los perros sí que transmiten enfermedades, sin embargo, ahí están gozando de una simpatía que no desapruebo, pero que evidencia todo el daño que la prensa avi y gerontofóbica te ha provocado mi palomitai, quieren matarte mi palomitai, ratón con alas te dicen mi palomitai. Ya imagino el cielo de Santiago repleto de trampas, de esos resortes de alambre degollando el vuelo porque la higiene es justa y la justicia es limpia. Desprecian a las palomas, quieren meterlas en un saco, quemar los entretechos con parafina, desprecian a todas las palomas menos a esas blancas que se tiran desde una de las ventanas del Vaticano y se posan en las cabezas de los santos papas muertos. En cambio a ti mi negra palomitai, mi palomitai sin dedos, sólo te dejan a esos indigentes que no les importa compartir porque no tienen, te dejan esas abuelas abatidas por los años remojando pan. Las palomas están malditas, la gente habla acerca de lo raro que es que nadie haya visto jamás un pichoncito de paloma y yo ruego al cielo, ruego al techo de las catedrales, que nadie nunca descubra a tus hijitos mi palomitai, porque si a ti no te quieren perdonar, a tus hijos los harán pedir a palos ese perdón que tu no quieres cantar y las palomas no cantan mi palomitai.

PP