Tuesday, June 27, 2006

Entonces Chile hizo llorar a Xuxa


Entonces Chile hizo llorar a Xuxa. ilarilarié CHU-PA-LÓ. Primero pensó que Viña del Mar le gritaba el amor, pero que no podía entender es amor en castellano, pero después alguien de la platea le explicó, presionándose la mejilla desde adentro con la lengua, que lo que le gritaban era de otro amor, no del amor que ella creía, entonces a pesar de todo play boy ella lloró como una reina que se ha puesto fea, como pretty woman cuando se le acabó el sueño. Tomó a su hijita en los brazos y la mostró al Monstruo, entonces el monstruo tricolor se empezó a sentir culpable, se empezó a acordar de cuando era niño, así se le fue domesticando la adolescencia fálica. Lloraba y lloraba Xuxa y el chupaló chupaló se fue diluyendo en la palabra gaviota que se multiplicaba como si el recinto fuese un barco pesquero vaciando el mar, entonces aparecieron los premios, la ovación, ahora Chile se lo estaba chupando a ella, todo en 35 minutos como una porno pero con trama.

Thursday, June 22, 2006

Carrusel del Amor (las clases de Chile y las de la maestra Jimena)




Siempre me enamoro de marías joaquinas, la gente me juzga por eso, dicen que la lucha de clases se me va a la mierda, pero la culpa no es mía... Jesús también era hijo de carpintero y ahora tiene todo un cielo para él, repleto de marías joaquinas con alitas, repleto (ya lo dijo el potro Rodrigo hablando con voz de Diego)

En la población, en el pobre barrio, una mitad se enamora de la niña rubia y la otra mitad de la colorina de pequitas, ellas constituyen excepción y centro en ese panorama. Ellas son el eje del carrusel del amor, las cartas con dibujos de corazones con la simetría imperfecta, pero bien cuidada, sin flecos, se acumulan en sus piezas rosadas de la cafesosa vivienda básica. Los niñitos pómulos salidos y pelopinchos se enamoran tanto tanto como si en esa carita europoide se leyese el cuento feliz de la vida, ese de la tele, ese que pondría orgullosa a la madre india, porque el orgullo indio ya no es el de antes o quizás es el mismo y eso explica antropológicamente a ñuñoa, la florida y maipú.

Amé y amo profundamente a las marías joaquinas, con rabia, vergüenza y una alegría como de Kinder junto al peladero de cerrillos. Uno cree que se va a salvar en una carita rubia, en unos ojitos claros, pero no me echen la culpa a mí, los angelitos no los inventé yo. Estos enamoramientos son un mal de pobre, un mal del cielo
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